El corporativismo es un sistema o concepto económico y político, en dónde el poder de la decisión son tomadas por las organizaciones y no por los individuos. En este sistema, aquellas personas que dirigen las grandes corporaciones son las que negocian y firman convenios que impactan e influyen en las reglas por las que debe regirse la sociedad. Por lo general, estas reglas se asocian con decisiones de carácter económico.
Desde este punto de vista, son los dirigentes de estas organizaciones quienes determinarían las condiciones bajo las cuales se establecerán las relaciones comerciales y laborales.
¿Quiénes integran una economía corporativa?
Bajo este concepto, el corporativismo se encuentra integrado por la interacción de tres sectores:
- Las asociaciones de empresarios (Agrícolas, textiles, retail, etc.)
- Las asociaciones de sindicatos (Gremios que representan las exigencias de los trabajadores)
- El gobierno (Mediador)
El gobierno interviene como negociador entre los empresarios y los sindicatos. Es decir, para que exista un verdadero corporativismo, la sociedad debe estar dividida en clases como: empresarios, trabajadores, etc. Las pugnas laborales, los salarios, la producción, los contratos y la previsión de huelgas se manejan bajo el corporativismo y la interacción de estos tres sectores.
Considerando lo anterior, el corporativismo podría incluir en mayor o menor medida a los trabajadores, y esto dependería del poder de los sindicatos en la negociación.
A diferencia de la economía de mercado, que opera a través de la competencia, la economía corporativa funciona a través de la negociación colectiva.
¿Es bueno el corporativismo?
Este término no ha sido bien visto por muchos quienes interpretan el corporativismo como una política para designar medidas que sólo buscarían el beneficio de un sector, por lo general el de las grandes élites (empresarios, líderes sindicales y gobernantes).
En ese sentido, para que las decisiones que se tomen se mantengan a lo largo del tiempo, es indispensable que cada organismo se conforme de un estructura vertical. Sin embargo, esto también trae como consecuencia hechos de corrupción, fraude interno en los sindicatos, entre otros.
Por lo general, en un sistema basado en el corporativismo, las dos principales corporaciones representadas por las empresas y sus sindicatos pactaban las negociaciones, teniendo al gobierno como una institución neutral que arbitraba entre ambos grupos de interés. Sin embargo, el Estado también contaba con representantes en ambas partes, por lo que su rol de árbitro era muy cuestionado. Esto significaría que el Estado finalmente si terminaría por inmiscuirse en la economía y en la sociedad.