Desde comienzos de la revolución industrial nunca se habían visto tantos negocios emergentes o emprendimientos como sucede hoy en día, esto se debe en gran medida a las facilidades que ofrecen las tecnologías de la comunicación, como el internet y las redes sociales, lo que les permite a los emprendedores publicitar sus productos y servicios en la web de forma gratuita y más aún, conocer a su competencia evaluando sus estrategias comerciales, procesos organizacionales y de trabajo para emular los que les hayan funcionado; a esta metodología se le conoce como benchmarking o punto de referencia en español.
En América Latina, aventurarse en los negocios supone un reto para aquellos que esperan cumplir sus metas, las cuales varían entre conseguir la libertad financiera y ser sus propios jefes. Se estima que en Latinoamérica, el 43% de los emprendedores identifican oportunidades de negocios en las que satisfacen una necesidad o deseo colectivo, mientras que el 29% se convierten en emprendedores por necesidad; no obstante, se deben tomar en cuenta factores importantes, como las economías de los países que conforman al subcontinente americano, puesto que hay más emprendedores en Venezuela que en Chile, esto no quiere decir que en el país caribeño la tasa de emprendimientos exitosos supere a las de otros países de la región como bien puede ser el caso de México, país el cual tiene una fuerte cultura empresarial adecuando sus sistemas de educación superior e incentivando a los alumnos de carreras administrativas y empresariales a desarrollar negocios propios y alcanzar puestos directivos dentro de las organizaciones.
Ahora bien, con la creciente oferta de emprendedores en todo el mundo, pero por, sobre todo, en la región, se ha satanizado la idea de ser empleado. Más allá del hecho de que en muchas organizaciones aún se llevan a cabo los procesos como lo solían hacer hace 15 años, trayendo consigo una excesiva burocracia que agobia a los trabajadores, desde el éxito de emprendedores como Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Carlos Slim, Elon Musk, Jack Dorsey, entre otros, la idea de convertirse en un emprendedor que triunfó en los negocios ganando millones de dólares se hace cada vez más popular, sumado al hecho de que en los últimos años se ha viralizado el discurso de algunos gurús, el cuál consiste en que para ser exitoso y ser “tu propio jefe” debes dejar tu actual empleo y emprender con la ayuda de sus libros, foros, etc. Pero, ¿qué sucede cuando un emprendedor trabaja para otro emprendedor?
En los tiempos actuales de excesiva competencia, cada vez se hace más imperativo contar con el capital humano que cuente con las destrezas necesarias para desarrollar y llevar a cabo ideas de negocios capaces de innovar en un mercado cada vez más competitivo. Los CEO, conscientes de esto y de que los trabajadores reclaman tener mayor poder de decisión en las tareas que desempeñan dentro de las organizaciones, fomentan y recompensan a aquellos empleados que sean capaces de emprender proyectos innovadores que beneficien a la empresa, como la mejora de procesos, una nueva línea de negocio, o una forma más eficiente de promocionar los productos en redes sociales; además del hecho de que las tecnologías han sustituido tareas administrativas monótonas reduciendo una importante cantidad de puestos de la gerencia media e intermedia y, por lo tanto, una reducción significativa de la burocracia organizacional.
A estos emprendedores dentro de las organizaciones capaces de innovar con sus ideas logrando las metas que persigue la dirección, se les conoce como intraemprendedores, y cada vez son más las empresas que adoptan esta eficaz estrategia organizacional, puesto que satisfacen las exigencias de los trabajadores de poder aportar algo más de lo que se le exige en su puesto de trabajo, sintiéndose así parte de la empresa en la que laboran y de esta manera, verse más motivados aumentando la productividad y contribuyendo a su desarrollo profesional. Por otro lado, los intraemprendedores satisfacen las necesidades del mercado que exige cada vez mayor calidad e innovación por parte de los productos, servicios y atención que reciben de las empresas.
Sin duda alguna, fomentar el desarrollo personal y profesional de los trabajadores otorgándoles la libertad para tomar decisiones y emprender proyectos que conlleven al logro de los objetivos de las empresas que, además los acerca a los directivos y gerentes para trabajar en conjunto en pro de la organización es una revolución en los negocios que valora a los empleados reteniéndolos y reduciendo la tasa de rotación del personal en las empresas, además de valorar y compensar sus aportes como intraemprendedores en una era en la que muchos vende humos desprestigian a los trabajadores.