Según la normativa de la SBS (Superintendencia de Bancas, Seguros y AFP), dentro del grupo de las medianas empresas se encuentran todas las compañías cuyo registro de endeudamiento total en el sistema financiero es superior a los 300 mil soles dentro de los últimos 6 meses, y cuyas ventas anuales no superan los 20 millones de soles.
Una de las principales diferencias de este segmento con las grandes empresas y corporaciones, es que por lo general, las medianas empresas no cuentan con un eficiente sistema contable y financiero. Por otro lado, en comparación a las MYPES, las medianas empresas necesitan de un mayor monto de financiamiento y por lo tanto, suelen entregar garantías que puedan respaldar sus deudas en el sistema financiero, lo que les permite obtener una mayor flexibilidad en las condiciones del financiamiento, como por ejemplo, periodos de gracia o un mayor plazo para el pago de los créditos. Estas características explican por qué el proceso de recuperación o castigo de los créditos en las medianas empresas son más lentos en comparación a los créditos de consumo.
Según el informe del BCRP (Banco Central de Reserva de Perú), entre el 2019 y setiembre del 2022, el saldo moroso de las medianas empresas ascendió de 5,611 millones de soles hasta 9,960 millones de soles. De este monto, 1,100 millones de soles eran provenientes de pequeñas empresas, consideradas en ese segmento durante los años 2019 y 2021, y quienes representan el 11% de la cartera morosa de las medianas empresas en el periodo actual.
El mismo informe compara los créditos de las MYPES con las de las medianas empresas. Estos últimos cuentan con un mayor índice de morosidad, lo que evidencia que este segmento no cuenta con una gestión empresarial eficiente como las de una gran empresa o corporación, lo que les impide elaborar eficientemente un plan ante entornos adversos. Además de ello, el alto nivel de informalidad de las MYPES les permite reconvertir sus negocios o adaptarlos a las nuevas condiciones del mercado ante situaciones desfavorables, lo que no sucede con las medianas empresas, quienes en la misma situación requieren de un mayor tiempo para recuperar su nivel de actividad y su capacidad de pago.
Adicionalmente, la constitución de garantías en las medianas empresas implican castigos menos frecuentes en este segmento, ya que los créditos tienen un respaldo y las entidades financieras una mayor probabilidad de recuperación, evitándoles imponer provisiones y castigos, a diferencia de con las MYPES. Asimismo, esto también ocasiona que el proceso de limpieza de las carteras de las medianas empresas sea demorado.
A través del siguiente gráfico podemos denotar cómo los sectores de comercio y servicio son los que más impactan en la cartera morosa, y esto se debe a que cuentan con ingresos altamente pro-cíclicos, por lo que las crisis económicas como la generada por la pandemia de la COVID-19, les afectan en mayor medida en comparación con otros sectores, lo que compromete su capacidad de pago.