Si te pidiésemos que imaginaras un clásico ejecutivo corporativo de hace unos 50 años atrás, probablemente te imaginarías un hombre imponente, masculino, de aproximadamente cincuenta años, de actitud severa y que toma sus decisiones a sangre fría, basadas en números relacionados con las pérdidas y ganancias de la compañía.
Durante muchas décadas, ese estereotipo permaneció en las compañías alrededor de todo el mundo. Por otro lado, un informe del 2005 de Catalyst afirmaba que las mujeres en el ámbito de los negocios eran vistas como “cuidadoras”, mientras que los hombres eran quienes se hacían cargo realmente. Asimismo, un artículo del 2011 determinaba que las personas asociaban mayormente a los líderes con adjetivos tradicionalmente masculinos, como “dominante”, “contundente” y “competitivo”; en contraste con las mujeres quienes eran descritas como “cálidas”, “compasivas” y “cariñosas”.
En ese sentido, cuando una mujer mostraba rasgos de liderazgo asociados a la de los líderes masculinos, eran vistas como mujeres agresivas, abrasivas y maliciosas. Sumado a esto, otra investigación del 2011 determinó que los líderes negros solían ser evaluados negativamente independientemente de su desempeño.
Los estereotipos es una forma breve de percepción que nos permite identificar rápidamente a las personas y ubicarlas en categorías. Estos estereotipos pueden ser útiles a veces, al menos hasta que los hechos se interponen en el camino. Sin embargo, los hechos sobre lo que hace a un líder en este nuevo mundo de trabajos remotos y nueva normalidad ha cambiado.
El liderazgo en la “nueva normalidad”
Gracias al tiempo y una sociedad cada vez más diversa han desgastado el estereotipo de líder del pasado. El COVID-19 fue una de los principales factores que lo puso sobre la mesa, cuando en el 2020 en Estados Unidos y la mayoría de países del mundo, los empleadores tuvieron que enviar a todos a casa. Es entonces, que quizás por primera vez, los empleados se dieron cuenta de que en realidad no les gustaba tanto tener a sus jefes mirándolos por encima del hombro y dándoles discursos motivacionales trillados. Para ayudarles a sobrellevar la ansiedad del aislamiento, lo que realmente ellos necesitaban eran jefes que pudieran conectarlos con la compañía y su trabajo, y además brindarles identificación, vulnerabilidad y humanidad.
En Estados Unidos, alrededor de 4,4 millones de personas abandonaron sus puestos de trabajo en busca de mejores salarios y un mayor reconocimiento, causando un gran demanda de empleados en el mercado laboral. Esto mismo les dio poder sin precedente a los trabajadores, y sirvió para enviar un mensaje fuerte y claro a las empresas. Están cansados de jefes que se consideran “semidioses”, cuya principal calificación es la de participar de las reuniones de la junta directiva. Lo que buscan ahora son líderes que brinden su apoyo tanto a hombres como a mujeres, con quienes se pueda relacionar, que puedan admitir que están equivocados y se preocupen por las personas. Los trabajadores actualmente lo que quieren es mirar a sus líderes y ver iguales.
El reinado de las “razas raras”
Muchos de nosotros nos consideramos inadaptados, marginados o alborotadores que no se llevan bien con el resto. En ese sentido, en este nuevo mundo los líderes más efectivos serán genios poco convencionales que pueden provenir cualquier origen. Incluso este tipo de personas tienen un nombre: “razas raras” (rare breeds, en inglés).
Las “razas raras” incluyen a personas inconformistas que desafían los estereotipos de liderazgo dominante. Naturalmente se pueden identificar estas personas, por alguna de estas siete características:
- Rebelde
- Audaz
- Obsesionado
- Sangre caliente
- Raro
- Hipnótico
- Emocional
En el pasado, las “razas raras” pertenecían por lo general a organizaciones de diseñadores perfeccionistas, eran profesores temperamentales o personas de desarrollo de negocios; rara vez se trataba de personas marginales, que apenas eran toleradas e incomprendidas. Si tenían derecho a algo, por lo general eran risas disimuladas, sacudidas de cabeza y ojos en blanco.
Sin embargo, frente a un clima cambiante, lleno de virus mutantes, una cadena de suministro frágil y revoluciones laborales, las empresas ya no pueden darse el lujo de elegir líderes que se ajusten a cierto tipo y tener la esperanza de que sean más que un “traje vacío”. Las compañías necesitan ahora personas innovadoras, provocativas, con perspectivas peligrosas e ideas lo suficientemente locas como para que funcionen. Las empresas necesitan liderazgo y lo necesitan ahora, no lo obtendrán del típico estereotipo del pasado, lo obtendrán de los nerds y los “bichos raros”. Las compañías encontrarán lo que necesitan en las “razas raras”.
Las “razas raras” en la actualidad
De hecho, las “razas raras” ya se encuentran liderando en el mundo actual, desafiando los estereotipos y las expectativas. Por ejemplo, Lachi es un cantante, músico, compositor, actor de doblaje y productor en Nueva York, Estados Unidos, pero también es negro y ciego. Sin embargo, Lachi ha abierto su camino como un defensor por una mayor inclusión en las artes, de las personas con discapacidades.
Por otro lado, Vito Perillo fue reelegido a sus 97 años como alcalde de Tinton Falls, Nueva Jersey, Estados Unidos. A los 12 años, Vinisha Umashankar comenzó a diseñar un modelo de carrito de planchar que funcionaría con energía solar, buscando reemplazar los de carbón, los cuales contaminaban el aire de su ciudad natal en el sur de la India; en el 2021 su inventó ganó un reconocimiento mundial, mientras ella pronunciaba un apasionado discurso en la COP26, la cumbre de la ONU que debate sobre el cambio climático.