Para nadie es un secreto que los precios de los bienes y servicios han estado aumentando sin cesar en los últimos meses, como lo es el caso de los precios del gas en Europa, lo que conlleva a que muchos en el viejo continente supongan que esto se debe a la guerra en Ucrania; sin embargo, a pesar de que en los últimos meses EE. UU. también ha registrado una inflación récord en décadas, incluso más que la de los países de la eurozona (actualmente ubicada en cifras cerca al 10%) antes y después del conflicto en ucrania, los precios del gas no han aumentado drásticamente en comparación con Europa.
Poco después de que terminara la pandemia, los gobiernos de todo el mundo comenzaron a imprimir dinero, repartiéndolos por sus economías, pero donde se vivió más este fenómeno conocido como estímulo monetario, fue en EE. UU., ya que la actual administración otorgó a cada ciudadano norteamericano un cheque por $1.400, lo que para la mayoría sería razones suficientes para creer que la inflación se debe a ello, siendo en abril el mes donde más se aceleró la inflación con una subida del IPC (Índice de precios del consumidor) del 4,2%, la mayor desde 2008. No obstante, para esas épocas salió la noticia que haría retumbar a los mercados: la escasez de microchips.
La escasez de microchips hundió la producción de vehículos en un 25% para mediados de 2021 en comparación con el 2019. Esto causó que en verano de 2021 se desarrollase el fenómeno “cuello de botella” ya que para estas fechas los concesionarios de vehículos y aquellas fábricas que necesitasen microchips en los productos que ofrecían no podían cubrir la demanda, quedando la mayoría de los almacenes vacíos. Debido a esta problemática, las empresas se vieron en la necesidad de subir los precios de sus productos sin afectar sus beneficios para hacer frente a este tipo de escasez.
Por otro lado, en EE. UU., se esperaba que en los próximos dos años al 2019, la tendencia del consumo de bienes duraderos aumentase moderadamente, esto sin tomar en cuenta, que se avecinaba una pandemia, puesto que a partir de marzo del 2020 el consumo de bienes duraderos en el país norteamericano se disparó en un 30% en comparación a la tendencia esperada, tanto en productos locales e importados, como teléfonos celulares, electrodomésticos, televisores, computadoras, etc. y, mientras que en los Estados Unidos los habitantes gastaban más al contar con más dinero para consumir, en Europa, los países redujeron los niveles de compras en un 10%. Entonces, al aumentar su consumo, EE.UU. ejerció una gran presión sobre las fábricas internacionales y, de este modo, se originaron los “cuello de botellas” asfixiando al comercio internacional, lo que catapultó la inflación.
Hay que tener en cuenta también que los salarios en el país yanki aumentaron en un aproximado del 6% en los últimos años, suponiendo la subida de sueldos más alta en los últimos 15 años que ha tenido este país, haciendo que las empresas compitieran para retener a sus trabajadores jugando a quién paga más. Lógicamente, es natural que el país con la moneda más comercial del mundo afecte indirectamente con su inflación a otras economías, sobre todo en países que tienen el dólar como moneda oficial, como lo es el caso de Panamá, Ecuador, entre otros; el estímulo monetario que el gobierno estadounidense creó está contribuyendo a la inflación en Europa y el resto de occidente, pero, no es la única razón.
¿Cuáles son las causas reales de la inflación que se está viviendo en occidente?
Coronavirus: Teniendo en cuenta que las cuarentenas que se llevaron a cabo durante la crisis del Covid-19 mermaron la producción en las empresas, impidiendo cubrir la demanda y, como es sabido, a menor cantidad de un producto demandado, mayor es su precio.
Economía estadounidense: Puesto que la impresión desmesurada de dinero entregado en cheques a cada ciudadano del país como parte de un plan de estímulo monetario del gobierno federal para mover a la economía, incrementando los problemas ocasionados por el Covid-19.
Guerra de ucrania: Debido a la reducción del suministro de productos esenciales provenientes de Rusia cómo medida de presión por parte de los gobiernos mundiales al país Euroasiático, tales como el petróleo, gas, metales, así como el maíz y el trigo provenientes de Ucrania ya que, por obvias razones, la guerra en su territorio ha impedido la producción y distribución de estos cereales, disparado así sus precios.