Tomar decisiones es parte esencial de cualquier actividad profesional, pero aún más en el mundo de los negocios y la gestión empresarial. Ya sea que lideres un proyecto, dirijas una empresa o estés empezando tu camino emprendedor, hay momentos en los que una sensación interior te impulsa a actuar… o a dudar. Esa voz interna puede ser una guía poderosa o una trampa mental. Aprender a distinguir entre ansiedad e intuición es clave para tomar decisiones más acertadas y reducir el estrés innecesario.
Dos sensaciones muy distintas que pueden confundirse fácilmente
La intuición se percibe como una certeza interna, una claridad repentina que parece emerger sin necesidad de razonamiento. Por el contrario, la ansiedad se manifiesta como inquietud, presión y confusión. Sin embargo, ambas pueden sentirse similares al principio, lo que lleva a muchas personas a actuar desde el miedo en lugar de confiar en su juicio.
Según la experta en desarrollo personal Tammy Adams, muchas personas han perdido el vínculo con su intuición debido a la falta de confianza en sí mismas. Esto las lleva a vivir en constante duda, afectando su capacidad de decisión en lo personal y profesional.
Laura Day, autora de Practical Intuition, explica que la ansiedad puede actuar como una especie de foco que ilumina algo que debemos observar. Pero advierte que, una vez que ha cumplido su función, dejar que se quede puede paralizarnos. Lo útil es la intuición, no la ansiedad.
¿Cómo reconocer la diferencia en la práctica?
Un método sencillo para saber si estamos frente a un pensamiento intuitivo o ansioso es observar lo que sucede después de tomar una decisión. Si la sensación se transforma en calma y confianza, probablemente seguiste tu intuición. Si, en cambio, persiste la incomodidad o aparece un remolino de pensamientos repetitivos, lo más seguro es que se trate de ansiedad.
Por ejemplo, un emprendedor que duda al asociarse con un nuevo socio puede sentir una alerta interna. Si decide investigar más y siente claridad al hacerlo, la intuición está actuando. Pero si sigue inquieto incluso después de tomar medidas, puede que la ansiedad esté dominando.
Consejos útiles para estudiantes y profesionales en administración
Quienes estudian o trabajan en administración deben tomar decisiones constantemente, y no siempre hay tiempo para analizarlo todo. Aquí es donde la intuición bien entrenada se vuelve una aliada.
- Registra tus intuiciones: Anota esas ideas o sensaciones que surgen de forma espontánea antes de tomar decisiones clave. Con el tiempo, verás patrones que te ayudarán a confiar más en tu criterio.
- Evita racionalizar en exceso: Cuando todo parece estar bien en papel, pero algo no te convence, detente. Tal vez tu experiencia está detectando algo que aún no puedes explicar.
- Evalúa el origen de tus dudas: Pregúntate si tu resistencia proviene de una experiencia pasada negativa (ansiedad) o de una percepción clara que aún no has expresado (intuición).
- Define objetivos claros: La intuición funciona mejor cuando sabes hacia dónde vas. Si tus metas están bien definidas, podrás interpretar mejor lo que sientes en relación con ellas.
El papel de la meditación en la toma de decisiones
En un entorno donde la rapidez es prioridad, hacer pausas puede parecer una pérdida de tiempo. Pero dedicar unos minutos al día a meditar puede ser una estrategia clave para mejorar tu conexión con la intuición. Estar en silencio, respirar conscientemente o caminar en la naturaleza permite que la mente se ordene y surjan ideas desde un lugar más profundo.
No se trata de volverse místico, sino de ganar claridad. Muchos líderes empresariales y tomadores de decisiones exitosos incorporan la meditación como herramienta para enfocarse y disminuir la influencia del ruido mental.
Intuición no es magia es una habilidad real y útil
La intuición, a diferencia de lo que muchos creen, no es una fuerza mística. Es una forma de pensamiento rápido que utiliza la experiencia acumulada y la percepción aguda para ofrecer una lectura inmediata de la situación. De hecho, puede entrenarse y perfeccionarse como cualquier otra habilidad.
Documentar cómo reaccionas ante ciertos escenarios, qué sentiste antes de una decisión importante y qué resultado tuviste te permitirá confiar cada vez más en ese “instinto empresarial”. A medida que afinas esta percepción, tomar decisiones se vuelve más ágil y menos desgastante.
¿Vale la pena confiar en la intuición para decidir mejor?
Saber cuándo actuar y cuándo detenerse no depende solo de los datos. En un mundo empresarial cada vez más cambiante, aprender a reconocer la voz de la intuición puede ser la diferencia entre avanzar con seguridad o quedarse paralizado por la duda.
La ansiedad puede tener su utilidad momentánea, pero no debe gobernar nuestras decisiones. En cambio, la intuición bien entendida y alineada con objetivos claros es una aliada poderosa que todo profesional debería cultivar.
No importa si estás estudiando administración, liderando un equipo o lanzando tu primer negocio. Escuchar tu intuición, sin dejarte arrastrar por la ansiedad, es un hábito que puede marcar una gran diferencia en tu crecimiento personal y profesional.